Ante la subida de los costes de la energía y con inminente llegada del frío, las personas buscan cualquier alternativa de calefacción que les permita ahorrar un poco de dinero y calentar la casa.
Además, muchos hogares no tienen un sistema de calefacción disponible, por lo cual el brasero, también conocido como calor negro, puede ser la salvación para calentar rápidamente un espacio. Eso sí, aunque es un sistema barato, también conlleva ciertos riesgos en su uso.
¿Qué es el calor negro?
Se le denomina calor negro a las emisiones térmicas que provienen de los equipos que no tienen combustión o incandescencia. El equipo más habitual de calor negro es el brasero eléctrico, el cual se usa desde hace muchas décadas.
Se trata de un aparato que produce calor a baja potencia, unos 250 W en promedio, por lo que no consume casi energía. Por lo general, se utiliza en una mesa -especial para calentar los pies de quienes se sientan a su alrededor.
Una de sus principales características es que sus resistencias no son incandescentes, lo que evita el riesgo de posibles quemaduras y disminuye el consumo de electricidad.
¿Cuánto se gasta usando el calor negro?
El consumo mínimo del brasero es de 250 W y puede alcanzar una potencia de unos 900 W. Esto significa que, si se deja encendido el calor negro unas 8 horas diarias a un coste de 0,27 euros por día, al mes serían entre unos 8 a 8,5 euros.
Eso sí, este coste se mantiene siempre que se encienda a una potencia baja de 2 W, porque si se pone a su máxima potencia, el coste puede alcanzar los 30 a 35 euros por mes, con los precios de las tarifas reguladas.
¿Cuándo es mejor usar el brasero eléctrico?
Lo mejor es usar el calor negro en los días que no sean tan fríos, ya que su potencia no muy elevada. Además, lo ideal es ponerlo debajo de una mesa-camilla con una manta para mantener los pies y las extremidades inferiores calientes.
Los mejores sitios para usarlos son en las habitaciones pequeñas, al momento de ver la televisión, de comer o de leer un libro, para aprovechar la sensación calorífica que ofrecen.
Cuáles son las principales características de los braseros
El brasero es uno de los equipos de calefacción más antiguos y de mayor tradición en las comunidades. Dentro de sus principales características están las siguientes:
- Calientan rápido y muy bien, estancias de entre 9 a 12 metros cuadrados.
- Su superficie no se sobrecalienta, lo que disminuye el riesgo de quemaduras.
- Tiene un nivel de potencia variable que se ajusta entre 250 W a 900 W.
- Son aparatos pequeños que se trasladan con facilidad de una habitación a otra.
- Tiene bajo consumo de energía.
Lo mejor de todo es que no dañan los pisos de madera, ni los muebles, puesto que sus resistencias están libres de incandescencia.