Para nadie es un secreto que la vida privada de los gobernantes siempre ha sido una incógnita, son muy pocas las personas que llegan a tener acceso a información sobre sus alimentos, música o películas favoritas, a menos de que el propio presidente haya revelado aspectos de su vida al público.
Sobre todo una figura tan controversial y reservada como lo es el presidente ruso Vladimir Putin. Sin embargo, es muy común que en algún punto lleguen a la luz pública datos sobre ellos que no esperábamos, como, por ejemplo, la obsesión de este líder ruso con el helado.
Obsesión por el helado
Ya hace pocos meses, el escritor Witold Szablowski, quién lanzó un libro sobre la gastronomía rusa; cuenta que Viktor Belyaev, quien es el presidente de la Asociación Culinaria Nacional de Rusia, le relató cómo cada vez que se le servía postres al presidente Putin, siempre tenía que haber al menos una bola de helado.
Sin duda alguna, una información que puede sorprender a muchos, ya que se puede llegar a pensar que, a una persona tan seria, con un carácter tan fuerte, no le gusten este tipo de postres dulces.
El escritor también cuenta en su libro que el presidente de Rusia, Vladímir Putin es amante de la buena gastronomía. Dice que un día invitó a comer al presidente de Bielorrusia, ofreciéndole como plato de entrada ensalada de calabaza, filete de calamar junto con puré de zanahoria y también sopa de guisantes, salmón y anchoas.
Como plato principal, el presidente Vladimir Putin escogió comer filete de ternera blanca con puerro asado y como postre prefirió elegir un sorbete de mandarina y un pastel de fresa.
Y aunque esto no está confirmado, se dice que todos estos dirigentes comen la verdadera comida una vez hayan terminado todas las reuniones o encuentros con sus compañeros políticos.
El gusto por la buena comida
Puede que su amor a la buena comida la haya heredado de su abuelo, quien fue cocinero y trabajó para personas muy importantes en la historia de Rusia, como Stalin y Lenin, así como se puede ver en el documental transmitido en el 2018 donde se contaba la vida del presidente Putin.
Pero a pesar de esto, no hay pruebas visibles de que esto es cierto, pero lo que sí se sabe es que este señor trabajaba cocinando en sanatorios para los políticos que estaban ejerciendo en esa época y de ahí es posible que provenga el gusto por la buena comida de Putin.